
Tras varios meses trabajando sobre una batería de ideas para mejorar la situación de las mujeres en el sector jurídico, concretamente las barreras que limitan sus posibilidades de ascenso, el grupo de trabajo está muy cerca de alcanzar unas conclusiones al respecto.
Algunas de las propuestas que se están analizando apuntan a la necesidad de interiorizar las necesidades y reclamos de las nuevas generaciones, que ya se venían notando en los últimos años, pero han sido impulsadas a raíz de la pandemia, tales como: flexibilidad horaria, gestión por objetivos, o generalización del teletrabajo. Los despachos y empresas que quieran captar talento joven y retenerlo a lo largo de todas las etapas de su vida personal (maternidad, paternidad, permisos, etc.) deben asumir la responsabilidad y el compromiso de adaptarse a los nuevos tiempos y las nuevas formas de trabajar. El tiempo y la presencialidad deben dejar de ser el patrón de medida de la productividad.
Además, es necesario trabajar los planes de formación internos, incorporando cuestiones como la corresponsabilidad, la comunicación, estilos de liderazgo, etc. Es cierto que la formación debe permitir a las personas sobresalir en sus áreas de conocimiento, pero no lo es menos que dicho conocimiento técnico se da por sentado: debemos esforzarnos también en incorporar soft skills.
Lo que no se comunica no existe.
El grupo es consciente de que mujeres y hombres no trabajan de la misma manera: las formas de hacer networking, relacionarse con compañeros de otros rangos o departamentos, y la gestión de los tiempos son diferentes, y los Despachos no son ajenos a estas diferencias. Por ello, lejos de buscar una equiparación o igualdad absoluta, lo que deben hacer es sacar el máximo valor de cada manera de trabajar, así como asumir la responsabilidad de buscar formas alternativas de hacer networking: las abogadas y abogados deben ser capaces de vender, pero no tienen por qué sacrificar un fin de semana en familia o dos horas de tiempo libre para captar un potencial cliente.
Es necesario, asimismo, involucrar a los departamentos de comunicación para tomar conciencia de la importancia de dar visibilidad al trabajo de las mujeres, asignando por igual la participación en eventos, publicaciones, etc., a hombres y mujeres.
Cambiar la mirada.
Por último, el grupo insiste en la importancia de atacar los problemas desde su raíz: es positivo generar buenas prácticas e implementar medidas de acción positiva que favorezcan la igualdad de género, pero lo realmente importante es la cultura. Las reglas del juego ya estaban puestas cuando las mujeres se incorporaron la partida, lo que hace imprescindible revisar cuáles son dichas reglas, y por qué están diseñadas de determinada manera. Solamente así se podrá conseguir que las medidas que incorporemos sean realmente positivas para todas las partes implicadas.