DE LA CRISIS A LA TRANSFORMACIÓN: La industria legal en el 2020 – Una visión de Iberoamérica

Esta breve guía es la ayuda que todas y todos los profesionales del derecho deben seguir para poder realizar una práctica nueva del derecho. No son recetas mágicas, pero si mucha alma, pensamiento y horas de ejercicio de como cambiar nuestra realidad. De adaptarnos y mejorar en el camino.
No es fácil este ejercicio y para esto voy a tomar prestado un gran aporte de Laura Fauquer -en un reciente encuentro donde estuvimos compartiendo miradas y me pareció interesante que para hablar de algo no teníamos que mencionarlo ni una sola vez – al menos una si porque de lo contrario ni teníamos titulo – pero vamos a cumplir en el presente articulo y seguir en forma rígida esa premisa.
Como prologo de este breve articulo se puede mencionar que cuando uno además conecta con las personas y puede discutir, charlar y dialogar y mejorar procesos el enriquecimiento es total. Eso me pasa cuando hablo con Sara Molina o Bárbara Román. No es casual que sean punto de partida junto con Laura de este análisis.
La pregunta que incomoda
La pregunta con la que comenzamos nuestros proyectos es ¿Cómo lo hago? – No puedo avanzar porque ya esta todo inventado. En las áreas legales, queda mucho por inventar por eso y como mencionábamos no vamos a hablar de esa palabra que durante el año 2020 se uso mucho y casi que se gasto de tanto plantearla.
¡No queremos hablar de eso! Queremos hacerlo, pero no tenemos una guía definitiva como para aplicar algunas de las ideas que nos dan vuelta a los que pensamos que el ejercicio del derecho admite cambios y admite otra forma de hacer las cosas.
Si quieres mejorar no tienes que usar tecnología, para esto los procesos son tan divertidos como desafiantes. Simplemente sentarte con una hoja, con un lápiz (o tu cuaderno de ideas) y empezar a dejar volar la imaginación. El primer paso se comenzó a materializar. Ya saliste de la zona de confort que nos proporciona la abogacía a cada paso. Queremos dejar además atrás las palabras complejas, los procesos inentendibles y comunicarnos con nuestros clientes y además que nos entiendan.
Una de las mejores – y mas divertidas – cosas que hacemos en la oficina es que trabajamos en el ejercicio diario para hacer y mejorar nuestros propios procesos. El uso de las herramientas es conexo al desarrollo y la necesidad principal es esa adrenalina jurídica de estar haciendo cambios que van a quedar para siempre.
Estos caminos de lograr un cambio en la manera de hacer las cosas empiezan seguramente en nuestra forma de estudiar, en nuestra necesidad de graficar nuestros procesos, de mejorar los presupuestos. De buscar moverse para prestar un servicio, de incorporar el diseño a nuestra vida profesional. De cambiar un poco la manera en que presentamos la información a nuestros clientes. De lograr ser claros. No es casual que todos los procesos que la abogacía esta experimentando en su mayoría tengan que ver con la redefinición de procesos y un lenguaje claro.
Si a todo esto que estamos haciendo además le sumamos tecnología empezamos a notar que el cambio empieza a mostrar una aceleración exponencial. La tecnología es un medio para mejorar las cosas. No es el fin. El fin nunca debe confundirse porque sino terminamos en procesos donde solo mencionamos “big data – blockchain – inteligencia artificial” pero desprovisto del análisis inicial de ¿para que me sirve esto? Cuando nos respondemos esta pregunta es que estamos entendiendo que en definitiva el avance necesita un contexto.
Sobre las personas, avance y la mejora trata sobre las personas para poder hacer algo mas fácil, mas económico y mas concreto. Ese es en definitiva el nuevo modelo. Procesos y mejoras centrados en las personas.
¡Logramos que nos entiendan! El traductor jurídico que estamos utilizando empieza a funcionar de manera simple y empieza a rendir sus frutos. Esa hoja con la que habíamos empezado estaba cada vez mas llena de ideas y de cosas simples a mejorar. Esa carrera que iniciamos ya esta tomando velocidad.
La capacidad de observación que tenemos en la profesión legal nos permite muchas veces tener un campo de visión de trecientos sesenta grados y eso es una ventaja comparativa al resto de las profesiones. Comenzamos a notar además que solos no podemos y que necesitamos asistencias de otros profesionales para que esa capacidad nos brinde la mejor opción y el mejor resultado.
Comenzamos a transitar el camino de la apertura y de empezar a notar que el mundo no solo se rige por las cuestiones de nuestra mirada, sino que son como el mundo, una confluencia de conocimientos y de saberes que necesitan el lugar adecuado para florecer.
El uso de herramientas gráficas y presentaciones centradas en el diseño permite además poder realizar un foco en el que antes no teníamos un producto que mostrar o un resultado. ¡Si es que a veces una simple transferencia de derechos se vuelve inentendible para las partes! Para resolverlo es que podemos echar mano del Legal Design Thinking con la ayuda de aplicaciones como Miro o Mural.
Otro de los cambios que experimentamos es no tener miedo a buscar practicas de trabajo alejadas del litigio. Una de las cuestiones – diría centrales- que nos mostró este tiempo es justamente que los modelos basados en forma exclusiva en el profesional litigante – o de conflicto- que siguen formando algunas universidades ya no parece tan dominante de la situación o de los puestos de privilegio con los que gozaban hasta hace tan solo unos cuatro o cinco años.
Un mundo basado en reglas
“Sr. Miyagi: El karate tiene dos reglas. Primera: El karate sólo sirve para defenderse
Daniel Larusso: ¿Cuál es la segunda?
Sr. Miyagi: Aprender bien la primera.”
Nuestra propia concepción como abogados – o profesionales del derecho – fue siempre estar seguros que estabamos dentro de procesos, ejercicios, relaciones, soluciones y muchas situaciones donde todo estaba determinado y que los cambios no podian hacerse simplemente porque existia un celador del cambio que decia ¡Esto siempre se hizo asi, no lo vamos a cambiar!
Si bien el Sr. Miyagi nos daba una lección para reforzar la honestidad del karate en el mundo del derecho las dos lecciones eran entonces – El derecho siempre se ejercio asi y cuando una esperaba ver en la segunda regla una luz de esperanza, veiamos que decia, volver a aprender la primera. No habia margen para el cambio.
Por suerte con el avance de los años con criterio propio y con necesidad pudimos cuestionar la receta de ¡Esto siempre se hizo asi! y las primeras reflexiones desde nuestra propia rebeldia del derecho fue ¡Esto no debe ser aburrido! ¡Esto se puede mejorar! Y asi fue como comenzamos el cambio.
Para ilustrar este punto y poner en contexto para la apertura de mi primer estudio en el año 2003 – que abrimos con amigos como muchos otros – era mas importante la mesa de reuniones y la sala de juntas que la computadora. El telefono con internet era un desproposito y si teniamos que tener un fax con hojas comunes. Ultima generación. Pero de cambiar procesos y de mejorarlos nunca habiamos escuchado salvo pequeñas cosas promovidas por personas distintas.
Todos tuvimos ese profesor que nos abrió la mente y nos dejo jugar con un cambio. Yo lo tuve – Eduardo Molina Quiroga – y cada uno de ustedes tuvo a alguien que les ayudo a pensar un derecho distinto. Tomemos parte de esas enseñanzas y agreguemos a nuestra hoja motivaciones y motivadores.
Seguimos avanzando y comenzo a pisar fuerte la tecnologia como necesaria para el proceso de cambio y es asi que que ese modelo se fue y comenzó a cambiar primero las paginas de estudios que se llenaron de verde y azul y de fotos de lugares o iconos de la abogacia. Hoy todavia vemos que subsiste el modelo de la pagina institucional de abogados con la solemnidad de esos sillones de cuero y el olor inconfundible de la madera. Eso tambien cambio y dio lugar al posicionamiento, las palabras claves y los sistemas de consultas.
El cambio no fue aislado sino un trabajo que se fue acumulando y que poco a poco fue dando sus frutos. Nacieron ademas los podcast, el uso del coworking, el uso de aplicaciones divertidas – y sobretodo utiles- que gestionaron nuestro trabajo y nuestra organización. Empezamos a diseñar, desarrollar y hacer hackatones legales.
Un dia reescribimos las reglas del ejercicio de la profesión y esa reescritura dejo de ser gris y aburrida para tener toda una paleta de colores que nos brinda el ejercicio legal hoy en dia. Empezamos a experimentar con mucho criterio.
Una de laboratorios
La tentación principal es plantear el cambio, pero no llevarlo a cabo en nada de lo que hacemos día a día. Mismas recetas, mismos formularios, mismos procesos y resultados.
Un día puede que esa necesidad te haga trabajar en conjunto con tus clientes y decirles ¿Que es lo que necesitan? Nosotros se lo ofrecemos, lo tomamos y lo ampliamos y empezamos a desarrollar la forma en que nos gustaría que ese proceso se materialice y finalmente se aplique y sirva.
Otra de las grandes gestiones del cambio en la abogacía fue perder el miedo a intentar, probar, fracasar y volver a intentar modelos y formas de trabajo que estaba pidiendo el mercado.
La consigna era investigar y rebelarse ante esa forma de ejercicio y de proceso que estaba escrito e imposible de cuestionar. Avanzamos y sin miedo y sin todos estos hechos seguramente todavía estábamos discutiendo esos procesos y su naturaleza jurídica.
Si un cliente pide que necesita resolver un problema, no le resuelvas solo una situación, sino que siéntate a trabajar con él, pregúntale que paso antes y que pasa ahora para saber esa necesidad. Investiga, sistematiza el proceso, crea un manual de procedimientos y sigue una lógica de laboratorio para encontrar las soluciones.
Conclusiones
Para que sea un proceso de cambio y de mejora continua necesita de una persona que crea en el cambio y en la mejora continua. Si conoces el proyecto y conoces las motivaciones nunca va a faltar la forma de plantear la mejora. Desde un proyecto pequeño dentro de tu despacho a un proyecto grande que puede cambiar la suerte de tu despacho.
Busca información en blogs, en eventos, en podcast porque esta información se esta creando en este momento. Relee y comenta la información que se comparte en linkedin o twitter y genera tus propios contenidos. El desarrollo y el cambio en la abogacía y en el ejercicio de la profesión legal tuvo un inicio y ahora necesita de muchas individualidades para construir un mejor camino.
Arrancar con un “no” este articulo me pareció una forma genial de desafiar los conceptos de lo que tenemos que abordar y tratar de formular y nuevamente volver a cambiar. El cambio es continuo, no puede frenarse. En esta pequeña guía – que no es mas que una suerte de recorrido en el que todos nos reconocemos un poco – nos damos cuenta de que se necesitará de las facultades y colegios profesionales y las asociaciones y los capitulos de grupos de abogados y abogadas comprometidos, distintos y motivados por mejorar la vida de las personas y realizar un cambio duradero.
El ejercicio profesional requiere de motivaciones basadas en las personas pero que tambien se formulen nuevos planes de estudios para las nuevas profesiones que se van a necesitar en el futuro. Muchos de nosotros no conociamos las nuevas etiquetas que estan esperando ser colocadas en los avisos o en las construcciones de los modelos que queriamos hacer. Lo hicimos y aquí estamos hablando de lo que hicimos. Como reflexión final nos toca pensar que profesión queremos construir con pasión. Seguramente la del cambio continuo. Como ven, este artículo pasó las dos mil palabras y no pudimos hablar de innovación.
Guillermo Navarro. Es Abogado de la Universidad de Buenos Aires. Se especializó en Propiedad Intelectual y temas de tecnología