Los datos de la última encuesta del BBVA de actitudes y opiniones en los cinco mayores países de Europa y muestra algunas diferencias muy significativas de España respecto al resto.

Hasta que el Big Data nos muestre todo su poder predictivo acerca del comportamiento social y político de las poblaciones, lo más parecido que tenemos a un “software” que pueda explicar esos comportamientos son las encuestas sobre los valores y actitudes políticas. La Fundación BBVA viene realizando un excelente estudio comparativo internacional desde hace unos años. El último publicado es de abril de 2019 y recogía datos de los 5 países mayores de Europa: España, Francia, Alemania, Italia y el Reino Unido. Los resultados me sorprendieron mucho por la manera en que España quedaba caracterizada frente a los demás países. Creo que revisarlos hoy tiene interés para entender mejor los hechos políticos y sociales tan relevantes y únicos que estamos viviendo, impensables en el momento en que la encuesta se hizo, y sobre todo, el conjunto de valores y opiniones sociales, políticas y económicas que hoy describen la sociedad española. He de adelantar que los datos de la encuesta de 2019 no suponen una ruptura o novedad respecto a los de las anteriores encuestas (2009 y 2012), lo que muestra su estabilidad en el tiempo.
Los valores y las creencias dirigen y condicionan nuestro comportamiento y elecciones vitales. Naturalmente hay valores que tenemos en común con los otros países, pero son las diferencias las que aquí interesan, algunas de mucha significación. Veamos las que considero más significativas.
El papel que se atribuye al Estado en asegurar las condiciones de vida digna de los ciudadanos es una dimensión fundamental de la cultura política en Europa. Cuando a los encuestados se les da la oportunidad de elegir entre:
A) El ESTADO debe tener la responsabilidad principal en asegurar que todos los ciudadanos puedan gozar de un nivel de vida digno y
B) CADA PERSONA debe ser el responsable principal de asegurar su propio nivel de vida digno
en España el 76% elige la A, mientras que en los otros países solo la eligen el 51% (en Alemania el 41%, en R. Unido el 44%, en Francia el 54% y en Italia el 64%).
La significación de estos resultados en el plano psicológico es enorme. Los psicólogos hablamos del concepto de “locus de control” para referirnos al “sitio” donde una persona coloca el origen de sus problemas. Una persona que cree, por ejemplo, que su consumo excesivo de alcohol se debe a su entorno social y las circunstancias no tenderá a regular su comportamiento para beber menos. Otra que crea que gestionar su ingesta alcohólica depende de ella misma tenderá a esforzarse más al encontrar que ella es el factor causal. En España 3 de cada 4 personas creen que es el Estado el responsable de que vivan dignamente. Sus votos irán a los partidos que les aseguran ese bienestar sin esfuerzo. ¿Alguien puede creer que estas creencias promoverán una ciudadanía activa en su propia mejoría?
Hay otro dato muy importante en el desglose de la anterior pregunta. Al pedir que identifiquen qué tipo de votantes son los que han respondido, se ve que en España los votantes de derechas, en un 62%, habían elegido la respuesta A: creían en una mayor responsabilidad del Estado frente al individuo a la hora de asegurar un nivel de vida digno. Lo impactante es que ese 62% es más de lo que lo creen los votantes de izquierda de R. Unido (61%) y Alemania (42%); si se me permite la simplificación diré que la derecha española es más de izquierdas que la izquierda de esos dos países.
Los europeos, en general, creemos en alto grado que el Estado es responsable de proveer las funciones típicas del estado del bienestar (sanidad, pensiones, etc.), si bien en España lo creé aún en mayor medida: un 87% frente a un 70% en los otros países. Sin embargo, lo más interesante es cómo España se distancia de los otros países en su creencia de que el Estado debe intervenir limitando los mecanismos del libre mercado: los salarios, los precios y los beneficios de las empresas. El apoyo al intervencionismo estatal es mayor en España. Estos son algunos de los datos que lo ilustran:
-Un 60% de los españoles creemos que el Estado debe tener MUCHA responsabilidad en el control de los precios. Frente a un 37% en los otros países.
– Un 57% de los españoles creemos que el Estado debe tener MUCHA responsabilidad en el control de los salarios. Frente a un 40% en los otros países.
– Un 49% de los españoles creemos que el Estado debe tener MUCHA responsabilidad en el control de los beneficios de las empresas. Frente a un 32% en los otros países.
Observen las grandes diferencias respecto a la media europea, siempre 17 o más puntos. El grado de intervencionismo y de garantía deseado supera en mucho el estándar europeo. Las expectativas de los españoles acerca del Estado y de su intervención se alejan mucho de las europeas. España es diferente.
Otro aspecto que nos diferencia y que considero muy significativo es el de si creemos que:
A) Los ingresos deberían ser más equilibrados, las personas más formadas y las menos formadas deberían ganar cantidades similares o
B) Las diferencias en los niveles de ingresos son necesarias para que quienes están más formados ganen cantidades superiores a quienes lo están menos.
En España el 49% eligen la A, cosa que solo hace un 29% en los otros países. La B solo la elige un 43% en España, pero lo hace un 64% en los demás países.
Si hubiésemos de poner adjetivos a esos resultados podríamos decir que parece que en España preferimos el igualitarismo a la meritocracia. ¿Qué sentido de la equidad hemos promovido? ¿Qué idea se ha difundido de la justicia social? ¿Qué acogida y estímulo pueden encontrar las personas que se esfuerzan y se preparan más por hacer bien las cosas? No parece que deseemos la democracia de oportunidades y la aristocracia del mérito por las que abogaba Ortega.
La encuesta investiga otros muchos aspectos; en algunos de ellos también nos diferenciamos, por ejemplo, en nuestro mayor apego a la Unión Europea (63% creemos en España que la UE ha sido positiva o muy positiva para nosotros, frente a solo el 47% en los otros países) o nuestra clara mayor desconfianza hacia los jueces, militares y sacerdotes.
Es lógico pensar que es sobre estas actitudes y creencias sobre las que los políticos crean sus discursos y su acción política. ¿Acaso, pensando así una mayoría de españoles, podrían los partidos conseguir sus votos haciendo ofertas políticas que no tuviesen en cuenta estos valores dominantes? ¿En qué medida son compatibles los principios de libertad y justicia con las actitudes que perfilan estos resultados?
Son muchos los españoles que han desplazado el foco del control de sus vidas de sí mismos hacia el Estado, y esperan que este asuma esa responsabilidad para con ellos en forma de subsidios y subvenciones, de proteccionismos y de igualdades impuestas. En nuestra historia democrática reciente algo hemos dejado de hacer. Seguramente aquello necesario para que una mayoría de ciudadanos se sienta sanamente responsable de sus vidas: dotar de una educación orientada a desarrollar individuos que sepan construir activamente sus vidas en una sociedad rica en oportunidades para todos.
Este es el primer artículo de una serie sobre temas de psicología política en los que intentaré ir dando cuenta de los mecanismos y circunstancias que explican los comportamientos y actitudes políticas.

Juan San Andrés
Psicólogo
Psicología política
Blog: http://juansanandres.com/blog/