Impresiones sobre la reunión de Davos (Enero de 2023). ¿Razones para el optimismo?

"Durante la tradicional reunión en la pequeña localidad montañosa de Davos del Foro Económico Global, los líderes políticos y empresariales a nivel global reflexionaron acerca del nuevo contexto geoestratégico, macroeconómico, la sostenibilidad, los retos tecnológicos y todo lo relacionado con el talento."

El pasado 8 de febrero FIDE celebró la sesión “Impresiones sobre la reunión de Davos (Enero 2023). ¿Razones para el optimismo?”. Contamos como ponente con Francisco Uria Fernández, Banking & Capital Markets Global Head de KPMG y también Socio responsable del sector financiero en España y Consejero Académico de Fide y moderó la sesión Ricardo Martínez Rico, Presidente Ejecutivo de Equipo Económico.

La semana del 16 al 20 de enero tuvo lugar la tradicional reunión en la pequeña localidad montañosa de Davos (Suiza) del Foro Económico Global (World Economic Forum) tras la interrupción de los grandes eventos forzada por la pandemia. Durante esa semana los líderes políticos y empresariales a nivel global reflexionaron acerca del nuevo contexto geoestratégico, macroeconómico, la sostenibilidad, los retos tecnológicos y todo lo relacionado con el talento.

Francisco Uría, tuvo la oportunidad de participar en un buen número de encuentros con diversos actores y compañías globales y compartió con nosotros sus reflexiones personales sobre las tendencias globales que fueron visibles en esos días. Recogemos en estas breves notas algunas de ellas.

Inició su intervención Francisco refiriéndose a que la primera palabra que suele aparecer en todas las costumbres en aquellos y en estos días, es incertidumbre, algo a lo que ya nos venimos acostumbrando en estos últimos años y que tienen su última causa en una situación que ha sido descrita con el nuevo concepto de Policrisis, para designa una crisis con causas muy diferentes que combinan lo geoestratégico, lo económico, lo sanitario…

Tenemos que hacernos a la idea de que esta incertidumbre va a convivir con nosotros durante algún tiempo. La buena noticia es que los gestores de todo el mundo han aprendido a gestionarla y a aprovechar las oportunidades que puede conllevar.

El siguiente apunto tiene que ver con el tono general observado en las conversaciones, y que se ha reflejado en los medios de comunicación. Podríamos hablar de un optimismo moderado o por utilizar la expresión que se escuchó más en Davos, de optimismo cauto. Y es que, a pesar de las dificultades, lo cierto es que la situación es ahora algo mejor de lo que se temía. Si comparamos la atmósfera de hace algunos meses con la vivida desde la reunión del FMI, celebrada en noviembre 2022, se detecta un cambio de percepción muy importante, a mejor.

Francisco trató de darnos alguna imagen de Davos en aquella semana de abril y comentó que se trata de una localidad pequeña, en las montañas suizas, en la que la actividad frenética de esos días se concentra en unas pocas calles en las que destacaba un edificio pintado con los colores de la bandera ucraniana, para recordarnos a todos la tragedia que continúa teniendo lugar allí, la llamativa presencia de India, incluida la de sus regiones y empresas, y también la de un buen número de compañías tecnológicas de diverso técnico, además, por supuesto, de las sedes de numerosas entidades financieras y firmas de servicios profesionales entre las que se encontraba, por supuesto, KPMG.

En comparación con reuniones anteriores, el protagonismo europeo fue algo mayor por la ausencia de altos representantes gubernamentales de Estados Unidos y Asia, si bien la presencia empresarial fue algo más equilibrada.

Volviendo al cauto optimismo que se reflejaba en las conversaciones, Francisco Uría compartió con nosotros que, una vez comentada la complejidad de la situación actual, las entidades financieras suelen entrar en una conversación sobre las oportunidades del momento y la necesidad de continuar invirtiendo en diversos apartados, como los relativos a la sostenibilidad en todas sus dimensiones, la transformación digital y también la atracción y retención del talento.

Francisco destacó cómo la conversación sobre los temas tecnológicos y los relacionados con la sostenibilidad cada vez se va unificando más, con una parte de los debates centrado en la búsqueda de soluciones tecnológicas que puedan ayudar a las entidades financieras a captar y tratar los datos que necesitan de sus clientes, especialmente en el caso de las pequeñas y medianas empresas.

Resulta evidente que la agenda digital y la sostenibilidad serán los grandes protagonistas de la evolución de la empresa europea en los próximos años, impulsada por la inversión de los fondos europeos.

Se está produciendo también un llamativo proceso de superación de las barreras tradicionales entre los sectores de modo que algunas de las conversaciones más interesantes mezclan cuestiones como los retos de la eficiencia energética, la movilidad, las finanzas sostenibles y la tecnología.

Una última cuestión tuvo que ver con el debate sobre la globalización.

No cabe duda de que la globalización que conocimos tras la caída del muro de Berlín, y que nos deparó una larga etapa de crecimiento global con baja inflación, ha desaparecido o, al menos, ha mutado.

Se habla ahora abiertamente de desglobalización, de fragmentación y, frente al crecimiento del comercio internacional, surgen nuevos conceptos como el “nearshoring” o el “friendshoring” que en ambos casos evidencian un cambio relevante, la aparición de nuevos bloques políticos que serán menos cooperativos entre sí. Este cambio está más guiado por consideraciones geoestratégicas que económicas y sin duda hará que las fuerzas que mantuvieron la inflación baja en las últimas décadas puedan tener una contribución menos relevante.

En un contexto tan complejo, la realidad de la fortaleza global del sector financiero, más sólido que nunca en términos de capital y liquidez tras la transformación operada con la regulación surgida de la crisis financiera global es uno de los elementos más positivos. Otra de las constataciones de Davos fue su voluntad inequívoca de acompañar a sus clientes y también a los países (incluso en los emergentes) en su doble transformación digital y sostenible.

Frente a ello, y junto a las amenazas geoestratégicas que hemos visto, se alza la doble amenaza que para familias y empresas representa la combinación de la elevada inflación, que, especialmente en el caso de la inflación subyacente, sigue manteniéndose elevada, y las subidas de tipos acordadas por los bancos centrales con la finalidad de controlarla. Aunque el fantasma de la recesión se haya alejado, al menos momentáneamente, es cierto que tenemos que pensar a largo plazo y tomar medidas que nos ayuden a mirar el futuro con confianza, especialmente en Europa.

Todo esto estuvo presente en las conversaciones que se desarrollaron en Davos pero, más allá de esto, Francisco quiso compartir con nosotros algunas reflexiones muy personales derivadas de lo que allí vió y oyó.

El cortoplacismo no nos ayudará. Europa tiene problemas comunes, como el envejecimiento de la población, el bajo crecimiento económico o la escasa capacidad de innovación tecnológica, y otros que son específicos y propios de la agenda política de cada país. Necesitamos recuperar nuestro atractivo como destino de inversión.

Los grandes países europeos se enfrentan a grandes retos, muy diferentes entre sí, como los de una Gran Bretaña definitivamente separada (que pena¡) de la Unión Europea pero que necesariamente será un aliado político y un socio económico, una Francia se enfrenta a retos distintos, entre los que destacaría la prolongada resistencia a aceptar reformas que, como la de las pensiones, parecen inevitables, y Alemania tiene que redefinir su modelo productivo una vez que no podrá contar con la garantía del suministro de energía a bajo precio desde Rusia. Sólo son algunos ejemplos.

En el caso español tenemos viejos y nuevos retos; la mejora de la educación, la formación profesional, la ocupación de jóvenes y mayores, la reforma de las pensiones, la necesaria actualización de nuestro sistema fiscal y la reducción de nuestro nivel de endeudamiento público para cumplir con las futuras reglas europeas, que tarde o temprano recuperarán la necesaria disciplina fiscal aunque sin cometer los errores del pasado. Por último Francisco se refirió a uno de los temas claves para el crecimiento, la formación de los profesionales, la nueva economía necesita perfiles que no se encuentran, hay una clara guerra por el talento, y este es un tema a corregir, es un tema importante en la agenda global… educar a los jóvenes y formar a los profesionales en activo, es un tema que no podemos perder de vista y que hay que atender cuanto antes.

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