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¿Cómo será la profesión de los abogados en los años 20 del presente siglo?

"Estamos sólo en el inicio de la transformación, para algunos esto es una oportunidad, para otros es una amenaza. Unos ven el futuro y la transformación como una oportunidad, otros como una amenaza."

La industria legal en todo el mundo venia enfrentado grandes cambios[1]  por motivo de: a) una mayor complejidad económica, regulatoria y social; b) aumentos en el costo de la Ley; c) una mayor complejidad regulatoria; d) el aumento de los sistemas legales y regulatorio privados (online dispute resolution); e) los desafíos para la instituciones gubernamentales para actualizar las leyes; f) los costos por la implementación de la tecnología legal; g) el encarecimiento del acceso a la ley y la justicia (certificaciones, colegiaciones,  etc.), y;  h) la incorporación del Blockchain como una tecnología que ayuda a resolver problemas legales.

Con base a estas tendencias se habían creado brechas entre la realidad y la práctica legal.

En México la respuesta de los abogados y los despachos no había sido a un ritmo adecuado, como estaba sucediendo en otros países. La resistencia al cambio, generada por la mentalidad tradicional de la práctica, por una baja adopción de tecnología (en todos los aspectos, desde el uso mínimo de herramientas de oficina, hasta el uso de aplicaciones móviles) y esto, aunado al gran factor que representa que las instituciones impartidoras de justica tampoco habían entendido o podido procesar el camino tecnológico, causó que los abogados no tuvieran una necesidad real de adaptarse a la nueva realidad.

Pero la crisis del COVID-19 llego a cambiar todo, fueron necesarios los varios meses de inmovilidad jurídica, para que los abogados, los despachos y el sistema judicial del país, fueran despiadadamente obligados a cerrar la brecha tecnológica. Aún hay resistencia, pero se ganó el primer paso, el entendimiento de que se necesita modernizar la práctica y los servicios, y razonando que una de las formas de hacerlo es a través de la adopción de la tecnología.

La tendencia mundial sobre una nueva forma de ofrecer servicios legales ya nos alcanzó y es irremediable. Richard Susskind, un conocido gurú Inglés de la abogacía fue muy claro al decir a principios de este año lo siguiente: “Si eres un abogado convencional y no estás preparado para adaptarte a la década de 2020, tendrás dificultades para sobrevivir, pero si eres emprendedor y entusiasta, con visión de futuro, de mente abierta, entonces probablemente nunca ha habido un momento más emocionante para estar en la ley».

La industria legal en todo el planeta se encuentra actualmente en medio de una transformación. Entre los países más avanzado tenemos a Canadá, Australia y la mayoría de los países Europeos, en dónde los despachos de abogados han mantenido durante mucho tiempo el monopolio de la prestación de servicios legales, pero en los últimos 12 meses los cambios en la tecnología y, lo que es más importante, las expectativas de los clientes, están transformando tanto el consumo de servicios, como la práctica del derecho.

Y como en todo momento de transformación de la humanidad, las nuevas generaciones de jóvenes son los que han ayudado con la disrupción, la innovación y con una muy rápida adopción y creación de la aplicación de la tecnología al mundo legal.

Los expertos en transformación legal de diferentes países coinciden en que los servicios legales están enfrentado una modernización, como la que vivió la industria de las farmacias o de las tiendas de conveniencia, las que tuvieron que cambiar ante las nuevas necesidades de los consumidores, por lo que las antiguas farmacias o tiendas de barrio se tuvieron que modernizar, cambiar sus estructuras internas, tecnificarse y adecuar radicalmente su oferta de productos, por una oferta de servicios integrados.

En lo que todos los expertos, que están liderando esta transformación legal en el mundo, coinciden es que la única forma de reducir el riesgo de quedar fuera de los servicios legales modernos es:

  • Trabajar con otras disciplinas, los despachos se habían negado a incorporar a otros profesionales “porque no sabían de leyes”. Cabe mencionar que hoy existen programadores de aplicaciones o de algoritmos legales que conocen perfectamente las leyes y en algunos casos a mayor detalle que algunos abogados.
  • El utilizar consultores de negocios para rediseñar el nuevo servicio y la nueva estructura operacional del despacho, todo esto con una nueva orientación que ponga al centro las necesidades del cliente y el servicio que se le ofrece, incluyendo una estrategia de la centralización y producción de documentos, protección de datos y buscando una eficiencia en costos.
  • Modificar la filosofía del cobro por horas y/o honorarios, por la filosofía de generación de valor.
  • De igual manera en la generación de valor también es necesario pensar en la integración de los servicios de otros expertos en diferentes materias para crear verdaderas cadenas de valor en los servicios legales al cliente, que además podrían generar ingresos extras al negocio.
  • Incorporar la utilización de procesos de innovación, disrupción y por supuesto la integración de tecnologías para eficientar la operación, los tiempos de respuesta, los costos y mejorar el servicio.
  • Entrenar a los abogados en las llamadas “habilidades suaves” como son: inteligencia emocional, flexibilidad y adaptación al cambio, negociación, liderazgo, comunicación, colaboración y resolución de problemas.

Finalmente, la transformación que se está viviendo en la profesión y sus servicios, implica un profundo cambio en la visión, para lo que cabe seguir la reflexión que hace Lucy Sherwood, una abogada inglesa al respecto del futuro de la profesión: “Hoy, en el aspecto legal, no tenemos la real visión de cómo será el futuro, porque estamos en el comienzo del camino. Hoy lo más importante es entender el futuro de los clientes, más que el futuro de la Ley, porque los cambios en las leyes se documentarán en alguna aplicación o las podremos consultar en Google, pero el cambio en el negocio del cliente no.”

Marco V. Herrera

Consultor de innovación y Gestión del Cambio para la Industria Legal


[1] Estudio sobre la Infraestructura Jurídica Mundial: Foro Económico Mundial WEF

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