
La tecnología ha demostrado ser una gran reconocedora de estructuras, pero está lejos de poder hacer tres cosas reservadas a los humanos: la primera, ser grandes generalistas; la segunda, generar un ‘plan b’ ante situaciones imprevisibles en las que todo falla de repente; la tercera y, quizás la más importante, la tecnología no desafía y vulnera las reglas de su creador. *FIDE celebró una sesión el pasado 8 de mayo para abordar los desafíos que brotan de esta nueva tecnología.
La inteligencia artificial es una de las tendencias más notables a nivel global a día de hoy. La aparición de ChatGPT ha provocado que el conjunto de la sociedad que menos familiarizada está con estos sistemas aprenda a utilizarlos y empiece a ver su potencial.
Dichos sistemas están siendo ahora utilizados, pero esto viene de hace años. Fue en 2020 cuando desde la Unión Europea se instó a los Estados miembro a realizar un estudio y analizar de manera proactiva el potencial de la tecnología digital y la IA para aumentar la productividad y el bienestar de los trabajadores.
Uno de los debates que está encima de la mesa con esta nueva tecnología es el uso que se le da, si es apropiado o no. Para ello es clave, como se mencionó en la sesión, que en departamentos de empresas en los que se utilice la inteligencia artificial como una herramienta, por ejemplo, para la selección de personal, la representación de las personas trabajadoras tendrá derecho a “ser informad[a] por la empresa de los parámetros, reglas e instrucciones en que se basan los algoritmos o sistema de inteligencia artificial que afectan a la toma de decisiones que pueden incidir en las condiciones de trabajo, el acceso y el mantenimiento del empleo, incluida la elaboración de perfiles”, como marca la Ley 12/2021, de 28 de septiembre, por la que se modifica el texto refundido de la Ley del Estatuto de los Trabajadores, aprobado por el Real Decreto Legislativo 2/2015, de 23 de octubre, para garantizar los derechos laborales de las personas dedicadas al reparto en el ámbito de plataformas digitales.
Si bien España está por detrás en algunos aspectos respecto a otros países de la UE en este Europa mira a España, pues es el único estado miembro que ya ha desarrollado una ley para garantizar que tanto representantes de trabajadores como otros organismos o entidades tengan acceso a los criterios que la IA sigue para evitar cualquier discriminación directa o indirecta.
También existe una cláusula referente a este tema, y es que cualquier trabajador tiene derecho a no ser evaluado exclusivamente por decisiones que se basen en algoritmos. Se deberán dar a conocer los datos que alimentan los algoritmos y su lógica de funcionamiento, pero también una evaluación de sus resultados, a fin de comprobar si las decisiones algorítmicas están produciendo discriminaciones.
Uno de los grandes retos es conseguir que esta tecnología se convierta en una herramienta útil para la sociedad y que se utilice con fines no dañinos. De todas formas, es comprensible que algunos trabajadores de ciertos oficios se sientan amenazados por la llegada de la IA, pues se prevé y se mencionó durante la sesión, que a fin de cuentas esta inteligencia artificial termine sustituyendo algunos puestos de trabajo, especialmente aquellos cuyos procesos se puedan automatizar.
La inteligencia artificial es a día de hoy un sistema que, si bien no alcanza a igualar las complejidades del cerebro humano, tiene una gran capacidad de almacenamiento. ¿Cuál es una de las cosas que nos diferencian de la IA? Los procesos lógicos, las emociones obviamente y también la diversificación, el conocimiento general, pues las IA suelen ser expertas en temas concretos, pero no saben de todos los temas.
A partir de aquí toca hablar de para qué la quieren utilizar algunas potencias mundiales, que es otro de los grandes temas. Pues bien, se afirmó durante la sesión que China, una de las potencias mundiales, tiene como objetivo llegar a 2050 como la mayor potencia mundial en sistemas de inteligencia artificial. ¿Con qué objetivo? Pues con tres objetivos principales:
- Fabricar armas más mortíferas
- Tener más capacidad para mantener el orden público
- Controlar más a la población
Por lo tanto, desde Occidente toca trabajar en la misión de utilizar la inteligencia artificial como una herramienta que dote a la población de más capacidades y que sea utilizada con fines positivos y no tan primarios como los que se han mencionado anteriormente.
FIDE celebró la sesión “La Inteligencia Artificial al Servicio de la Sostenibilidad” el pasado 8 de mayo enmarcada dentro del Foro de ESG. En la sesión Jose María Lassalle Ruiz, Doctor en Derecho, Profesor de Derecho y Filosofía del Derecho en la Universidad Pontificia de Comillas y Luz Rodríguez Fernández, Catedrática de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad de Castilla-La Mancha ejercieron como ponentes e Iván Gayarre Conde, Socio de Sagardoy Abogados, Abogado del Estado, Inspector de los Servicios de la Administración General del Estado, Profesor de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social y Consejero Académico de FIDE ejerció de moderador.
