
Pasar a disponer de un dinero digital público y seguro frente al dinero privado y frágil que hoy utilizamos, así como introducir competencia en todas las actividades bancarias (pagos y créditos a Pymes y familias) que hoy están protegidas e intervenidas fuertemente por el Estado, es un cambio estructural que interesará a todas las ideologías políticas, sean de derechas o de izquierdas. Sus efectos de aumentar la productividad, el PIB, los recursos públicos, la inclusión, etc., acabarán siendo valorados por todos. El texto que me ha enviado Mario Martínez y que publico hoy en este blog contiene afirmaciones que no comparto, pero es una muestra del atractivo que puede tener para la izquierda.
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