El pasado 11 de mayo conocimos las conclusiones del Abogado General del Tribunal de Justicia de la Unión Europea en las que analiza la naturaleza de la actividad de Uber, señalando que se trata de un servicio mixto, en el que la prestación de transporte constituye el elemento principal, mientras que el servicio de puesta en contacto de pasajeros y conductores mediante una aplicación instalada en teléfonos inteligentes sería un elemento secundario. (1)

Al margen de polémicas mediáticas y posiciones enfrentadas en procedimientos judiciales en los que se debate la naturaleza de los servicios prestados a través de plataformas como Uber o BlaBlaCar, y por ende la normativa que les resulta de aplicación, lo que nadie discute hoy día es que el futuro de la movilidad sobre ruedas pasa por su indisociable relación con las nuevas aplicaciones tecnológicas puestas al alcance de los usuarios.
No es casualidad que en el Salón Internacional del Automóvil de Barcelona que acaba de clausurarse hace unos días, referente en las tendencias del sector, el número de empresas tecnológicas participantes superase al de automovilísticas, mostrando una cada vez mayor integración entre conectividad, tecnología y automoción, y un correlativo interés en dicha integración por parte de los potenciales compradores: El 47% de los visitantes que querían comprar un coche se han interesado por el vehículo conectado, ha informado la organización. (2)
Hace ya años que los fabricantes de automóviles vienen facilitando esta integración, introduciendo en los vehículos los sistemas eCall, que permiten una asistencia rápida y geolocalizada en caso de accidente o de incidencia mecánica, tecnologías de ayudas a la conducción como la alerta de riesgo de colisión, la alerta activa de cambio involuntario de carril o el sistema activo de vigilancia de ángulo muerto. Todas ellas, tecnologías que proporcionan una mayor seguridad en nuestros desplazamientos.
Esta realidad y su potencial, que marcan la evolución del vehículo conectado al coche autónomo, no ha pasado desapercibida para empresas que, hasta hace bien poco, no asociábamos con la automoción, como Google y Apple, a las que también ahora vemos apostar por la obtención de patentes que desarrollen estas tecnologías.
Por otro lado, la confluencia y participación de diferentes actores (fabricantes, desarrolladores de software, etc.) en este binomio movilidad/tecnología, hace que de momento no sea fácil delimitar quién deba responsabilizarse en la utilización de estas tecnologías. El pasado mes de febrero fue publicada una resolución del Parlamento Europeo que considera que la rápida evolución de la robótica requiere establecer normas comunes en toda la UE, para imponer, por ejemplo, estándares éticos y determinar la responsabilidad en caso de accidentes con coches sin conductor. (3)
Esta nueva realidad tecnológica también está transformando los modelos de negocio de movilidad, favoreciendo el auge de servicios como el carsharing, que permite con tan solo un par de clics en nuestros smartphones, la utilización al momento de vehículos para trayectos puntuales, pagando únicamente por dicho trayecto. Y es que el concepto de movilidad está en plena evolución. Actualmente, cada vez más usuarios muestran su predilección por sistemas más flexibles, que ponen a su disposición un medio de movilidad para desplazamientos puntuales, donde y cuando se necesita, gracias a sistemas de geolocalización, que permiten reservar el vehículo más próximo a nuestra ubicación, abrirlo mediante la app descargada en nuestro smartphone, desplazarnos al destino deseado y estacionarlo en cualquier punto del área de utilización, sin la necesidad de hacerlo en bases fijas de alquiler. Además de factores como la flexibilidad y el coste, la utilización de vehículos eléctricos contribuye a la sostenibilidad medioambiental, reduciendo las emisiones de CO2, un valor añadido sin duda fundamental en este nuevo concepto de movilidad.
Un estudio publicado por el proveedor de tecnología Vulog (4) muestra que son más de 50 las ciudades en todo el mundo que ya cuentan con estos servicios, con más de 30.000 vehículos compartidos por más de 3 millones de usuarios. Entre las ciudades destacadas se sitúan Berlín, Vancouver, Milán, Seattle, Hamburgo, Viena, Roma, Madrid, Montreal y Múnich. Según informaciones publicadas (5), en Madrid, una de las ciudades donde más rápidamente se ha desarrollado este modelo, las dos empresas de carsharing con vehículos 100 % eléctricos, Car2go – de la alemana Daimler – y Emov – de la francesa PSA y la española Eysa – ya han superado los 250.000 usuarios. El avance es imparable.
- https://curia.europa.eu/jcms/upload/docs/application/pdf/2017-05/cp170050es.pdf
- http://www.automobilebarcelona.com/
- http://www.europarl.europa.eu/news/es/news-room/20170210IPR61808/robots-e-inteligencia-artificial-el-pe-pide-normas-europeas
- https://www.vulog.com/potential-market-free-floating-carsharing/
- http://www.eleconomista.es/ecomotor/motor/noticias/8259024/03/17/El-crecimiento-del-carsharing-continua-imparable-en-Madrid-entre-Car2Go-y-Emov-ya-superan-los-250000-usuarios.html

Juan José Lahiguera
https://es.linkedin.com/in/jjlahiguera
@JuanjoLahiguera
Abogado. Durante más de 15 años ha trabajado en el grupo automovilístico PSA (Peugeot, Citroën, DS), donde ha desempeñado el cargo de Secretario de los consejos de administración de diferentes sociedades de dicho grupo. En 2015 fundó Lahiguera Abogados, despacho especializado en automoción y movilidad. Actualmente es Secretario del Consejo de Administración de la empresa de carsharing Emov.