Tiene mucho interés la intervención (Digital currencies and the future of the monetary system) de Agustín Carstens, Director Ejecutivo del BIS. Fue hace tres días en la Fundación Hoover, invitado por John Cochrane, un economista liberal cuya visión de los CBDC ya comentamos en este blog.
La conferencia es un excelente resumen de la visión de los bancos centrales en este momento en el que casi todos están estudiando la posibilidad de introducir el dinero público digital (CBDC).
Carstens explica y justifica por qué el dinero digital debe ser público. Aprovecha para criticar las pretensiones del Bitcoin de llegar a ser una moneda y en cambio entiende que otros proyectos tipo Diem, podrían verse como servicios de pagos y tendrían un futuro siempre que estén adecuadamente regulados y supervisados.
A los “libertarianos” partidarios de que el dinero sea emitido por empresas privadas, Agustín Carstens les recuerda lo que pensaba el muy liberal Milton Friedman quien, en lo relativo al sistema monetario, era firmemente partidario de encomendar esta función al Estado.
Solo voy a permitirme una observación a su excelente conferencia. Carstens dice “En mi opinión, reemplazar completamente los depósitos bancarios con CBDC no es deseable ni realista”. Yo diría: “En mi opinión, reemplazar ahora completamente los depósitos bancarios con CBDC no es deseable ni realista”.
Mientras no dispongamos de una reforma estructural bien diseñada de liberalización de las actividades bancarias que ayude a los bancos comerciales a aprender a operar en un sistema de plena competencia sin las protecciones del Estado, puede ser razonable limitar el uso del dinero digital público y seguro. Pero esto debe ser transitorio, es útil para avanzar en la competencia e innovación de los servicios de pagos y para mejorar la eficiencia de la política monetaria, pero mientras exista el dinero frágil seguiremos amenazados por las crisis bancarias y los Estados tendrán que seguir aumentando las protecciones a los bancos para reducir su gravedad y frecuencia.