“Mueren jóvenes los que los dioses aman”
Menandro de Atenas

Querido Luis:
Hoy se cumple un mes desde que nos dejaste. Faltaban sólo unos días para que cumplieras 42 años y, sobre todo, faltaba toda una vida llena de proyectos apasionantes por vivirse. No quiero perturbar el luto que tu familia, tus amigos, tu familia profesional de IBM -donde desarrollaste prácticamente toda tu impresionante trayectoria profesional – y todos lo que te queríamos estamos viviendo, pero este mes te había ofrecido escribir el artículo del blog y este espacio debe ser para ti.
Como te dije cuando te ofrecí escribir el post estaba convencido de que tu visión sobre el desarrollo de las nuevas soluciones de inteligencia artificial en el ámbito jurídico resultaría de enorme interés para los lectores. Insistías en la gran importancia de los datos y la información que debe nutrir las soluciones y plataformas -ya que sin esa información éstas eran como un vehículo sin energía que los propulsase- y te importaba especialmente que los algoritmos tuvieran también en cuenta variables emocionales en sus modelos ya que, como bien decías, la inteligencia artificial no sería inteligente sin incluir de alguna forma las emociones que tanto condicionan nuestra inteligencia emocional que es parte fundamental del proceso de toma de decisiones de la inteligencia humana. Aunque las circunstancias no han permitido que puedas escribir el post que amablemente habías aceptado escribir, sí dejaste las claves de los mensajes que querías dar a los lectores ya escritas por lo que espero que me permitas transmitirlas a todos in memoriam.
Así te presentabas cinco días antes de dejarnos a una de las escuelas de formación ejecutiva más prestigiosas de España donde ibas a dar clases:
Después de 5 años en Cuatrecasas, llevo 14 años en el área de tecnologías de la información como abogado in-house de IBM. Durante todo este tiempo asesoré todo tipo de transacciones en distintas geografías, desde transacciones para la adquisición de capacidad de computación, contratos de outsoursing de servicios, acuerdos corporativos y multi-geográficos de software, hasta el cambio de paradigma tecnológico que conlleva la transformación digital que se está desarrollando actualmente. Transición de los data centers a cloud computing, el software como servicio, y cambio de un modelo basado en programación a las soluciones cognitivas, mediante la utilización de algoritmos con capacidad de análisis, prescriptivo, predictivo e incluso, emocional.
En particular estoy específicamente involucrado en la investigación e implementación de soluciones de inteligencia artificial (machine learning, Deep learning, natural language processing, …) en el sector jurídico (por ej. las implicaciones de la utilización de soluciones de AI en la Administración de la Justicia, investigación y decisiones judiciales). Además de todo lo relacionado con la información (big data) sobre la cual los algoritmos extraen los datos para producir insights que la mente humana no alcanzaría.
Bueno…. perdona porque empiezo hablar de estos temas y no termino.
Y es que, efectivamente, nuestra limitada mente humana no alcanza a entender muchas cosas como el que ya no estés entre nosotros querido Luis.
Te preocupabas por todos los que te rodeaban y tu mirada azul, como tu amado Océano Atlántico, nos reconfortaba a todos siempre. Tratar contigo era siempre como una delicada caricia: siempre atento, agradecido y exquisitamente elegante. Como buen portugués, cruzaste el Océano y tuviste grandes responsabilidades en Nueva York y Sao Paulo. Acababas de regresar a nuestra Península, este espacio único que compartimos españoles y portugueses, ibéricos todos, pero el Océano estaba siempre presente en ti e inspiró el nombre del start-up que fundó tu hermano Miguel (Oceanxbox) a la que ayudabas con las innovadores visiones y análisis que apuntabas en el mensaje que he transcrito más arriba.
Tu recuerdo estará siempre entre nosotros y espero que nuestra limitada mente no se pregunte más el “porqué” te has ido sino “para qué” ya que tu vida ha estado llena de sentido aunque no seamos capaces de entender y procesar porqué ha terminado de forma tan prematura. No sé si algún día, con ayuda de la inteligencia artificial -que siempre decías que había que nutrir de nuestras emociones humanas- conseguiremos entender el sentido de nuestra existencia pero, mientras llega ese día, espero que tu ejemplo sea siempre un estímulo para quienes hemos tenido la suerte de haberte conocido.
Descansa en Paz.
© Javier Fernández-Samaniego, 2018