
Los interesados en la reforma del dinero y la liberalización de las actividades bancarias deberían leer la intervención de Rodrigo Buenaventura, presidente de la CNMV, en el “Encuentro sobre el sector financiero” organizado por ABC, Deloitte y la Sociedad de Tasación.
Esta semana se han publicado muchos documentos interesantes. El BIS ha publicado su informe anual sobre los CBDC y otro sobre sus posibilidades para mejorar los pagos Inter fronterizos. Y el FMI ha dedicado el capítulo 2 de su informe de estabilidad a las crypto.
Pero quienes tengan poco tiempo deberían emplearlo en escuchar la intervención del presidente de la CNMV porque habló de lo que pocos hablan, de esa parte del sistema financiero que funciona con arreglo al mercado y que en algunos países ya es más importante que la actividad bancaria, fuertemente sometida al intervencionismo y proteccionismo del Estado.
Buenaventura recordó que la parte del sector financiero que opera bajo la disciplina del mercado “va a jugar un papel esencial en la próxima década”. Y especialmente en Europa, ya que “ la dependencia de las empresas europeas respecto a la financiación bancaria es excesiva y eso lastra su acceso a fondos propios o a nueva financiación ajena”.
Es un objetivo de la Unión Europea “ reducir el peso porcentual del sector bancario. Y el modelo es el mercado estadounidense, donde sólo entre un 8% y un 12% del pasivo de las empresas es deuda bancaria, frente al 30% de la UE.”
Esto debería ser obvio, pero no lo es. La confusión de “sector financiero” con “sector bancario” está generalizada y lleva a errores graves en el diagnóstico de los problemas. Todavía hay quien habla de la “crisis financiera” que empezó en 2008 cuando lo correcto es denominarla “crisis bancaria”. Por ello tienen especial interés las reflexiones de Buenaventura sobre el abuso del concepto de “banca en la sombra” y especialmente por su posible utilización para reducir la competencia en el sistema financiero.
La noción de “banca en la sombra” se utilizó bastante después de la gran crisis bancaria de la pasada década para diluir la “culpabilidad” de las entidades de depósitos e intentar convencer a la opinión pública de la responsabilidad en la crisis de otras entidades financieras.
Hoy se sabe que las ayudas que se inyectaron en una aseguradora como AIG o en los Money Market Funds tuvieron un objetivo claro: salvar a los bancos norteamericanos. Y los numerosos estudios macro prudenciales han mostrado que las actividades de la banca en la sombra solamente ponen en peligro el flujo del dinero cuando afectan a la banca.
Ahora, los serios problemas de rentabilidad de la banca han llevado a algunos a solicitar que se impongan a entidades no bancarias unos requerimientos de capital que solo tiene sentido exigir a la banca porque ayudan a reducir el riesgo de colapsos en el flujo del dinero. Las entidades de la llamada banca en la sombra no crean por si solas problemas sistémicos, aunque es verdad que pueden crearlos – y muy graves- por su relación con la banca. Pero en este caso la regulación no debe imponer requerimientos prudenciales a las actividades que están sujetas a la disciplina de mercado sino ocuparse de impedir que la banca convierta en peligrosa su relación con ellas.
Lamentablemente la práctica del “copy and paste” está hoy muy extendida. Muchos analistas, e incluso reguladores bancarios, repiten – sin haber reflexionado a fondo sobre ello- el mantra de que es necesario imponer a entidades no bancarias requerimientos similares a los que se exigen a los bancos. Por eso es de agradecer que el presidente de la CNMV no haya hecho un “copy and paste” y haya compartido sus reflexiones rodeado de ponentes del sector bancario.