
El pasado 8 de diciembre falleció Antonio Tavira, presidente de Elzaburu. Antonio, casado y con cuatro hijos ha luchado admirablemente durante los últimos doce años con la enfermedad que finalmente le ha vencido. Me vienen en este momento muchos recuerdos y muy agradables de Antonio a lo largo de todos estos años. Recuerdo bien el día que recibió la terrible noticia de la gravísima enfermedad que le diagnosticaron. Tuvimos una reunión de trabajo en Fide, Antonio, Carmen Hermida y yo y, cuando se marchó, comentamos que le habíamos notado algo distante, sin demasiado interés sobre los temas que habitualmente nos reunían en fide. Solo semanas después y con ocasión de una conversación sobre su enfermedad nos reveló que aquel día vino directamente desde la clínica a fide, que aquel día le comunicaron el terrible diagnóstico y que en lugar de suspender la reunión decidió venir a vernos porque fide era el lugar y nosotras las personas con quienes quería estar en aquel momento.
Esta es una de las múltiples anécdotas que podría contar de Antonio Tavira, un hombre tremendamente vitalista, positivo, que vivía cada uno de los momentos con intensidad y felicidad. Participó activamente en fide a pesar de las múltiples ocupaciones que desarrollaba en su despacho y la intensa dedicación que mantuvo siempre y hasta el final en diferentes instituciones internacionales del ámbito de la Propiedad Intelectual e Industrial. En todo ello Antonio encontró amigos y momentos enriquecedores. No quiso dejar de venir a Oxford para la inauguración del Congreso qué celebramos en Jesus College en septiembre de 2019, donde pudimos nuevamente comprobar su alegría de vivir.
Vamos a echar de menos a Antonio todos los profesionales que hemos tenido la suerte de conocerle. Recordaremos su calidad humana y profesional, su sonrisa, la precisión, interés y elegancia de sus intervenciones en los diferentes temas en los que participó. Seremos muchos amigos y muchas instituciones internacionales las que sentiremos su perdida, pero sin duda serán especialmente sus hijos, su mujer, y sus compañeros de Elzaburu los que cada día sentirán su ausencia de manera más profunda. A todos ellos quiero enviarles desde aquí un cálido abrazo. Vivimos tiempos en los que el contacto físico está siendo difícil, pero estoy segura de que pronto podremos reunirnos y recordar con cariño todos juntos a Antonio.
Cristina Jiménez Savurido, Presidente de Fide